Digital Resources for Art-Historical Research: Critical Approach

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Authorship
  1. 1. Nuria Rodríguez Ortega

    Universidad de Málaga (University of Malaga)

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Esta comunicación parte de una convicción: la
necesidad de empezar a construir un discurso
crítico y autoconsciente que reflexione sobre la
incidencia que el medio digital, la tecnología
informática y los entornos web interactivos
están teniendo en los procesos de investigación
del hecho artístico.
Después de casi dos décadas utilizando Internet
y la Web, cualquier cosa que se pueda decir
sobre cómo el medio digital ha facilitado y
optimizado estos procesos de investigación y
la adquisición de información puede sonar
a obviedad. Efectivamente: el acceso a la
información a través de recursos digitales
es rápida; muy rápida. Es ubicua: podemos
conseguir información desde cualquier lugar
y en cualquier momento. Es global: podemos
buscar información en cualquier parte del
mundo, y encontrarla - siempre y cuando haya
sido previamente digitalizada -. Es más flexible:
el investigador-usuario puede seleccionar qué
tipo de información obtener, cuándo y de
qué modo. Y lo que constituye uno de los
aspectos más interesantes: la información
recuperada en el medio digital es visualmente
más significativa debido a la versatilidad de la
interfaz gráfica, el soporte multimediático y el
lenguaje hipermedia. Pensemos en un ejemplo
tan simple como la posibilidad de visualizar
paralelamente dos textos o dos imágenes.
La investigación a través del medio digital es
más fácil, más significante y proporciona más
posibilidades al especialista para profundizar
en sus investigaciones. Asimismo, el uso de
recursos digitales transforma las prácticas
investigadoras y condiciona determinadas
modalidades de estudio. Sin embargo, en el
campo de la Historia del Arte todo esto lo
sabemos de manera inmediata e intuitiva, pues
todavía no hemos empezado a desarrollar un
discurso crítico que reflexione sobre el modo
como lo digital está incidiendo en nuestra área
de conocimiento.
Hay que tener en cuenta que el uso
de recursos digitales no es neutro, sino
que conlleva - implícita o explícitamente,
consciente o inconscientemente - determinadas
conceptualizaciones sobre el objeto de estudio,
y propende a determinados modos de
aproximación y análisis. De hecho, el uso de
recursos digitales se mueve en una especie de
ambivalencia entre la utilidad incuestionable y
las recategorizaciones implícitas. No olvidemos
que toda página web o plataforma digital es un
discurso, y como tal implica una determinada
conceptualización del hecho, fenómeno o idea
sobre el que se construye dicho discurso.
Un ejemplo simple y clarificador nos lo
proporciona el empleo de imágenes en formato
gigapíxeles, que se han popularizado sobre todo
a partir de diversas iniciativas llevadas a cabo
entre instituciones culturales y Google Earth.
La posibilidad de visualizar con detalle nunca
antes imaginable determinadas secciones de
una imagen pictórica constituye una inestimable
ayuda para analizar con rigurosidad elementos
y componentes que hasta ahora habían
sido marginales. Asimismo, la posibilidad de
seccionar una imagen para analizar una o varias
de sus partes favorece con mucho la tarea del
historiador del arte, buena parte de la cual
consiste en examinar imágenes artísticas. Ahora
bien, esta posibilidad de análisis también está
favoreciendo una aproximación a la imagen
artística basada en el fragmento y en el detalle,
mientras que la aprehensión de la imagen
como totalidad unitaria tiende a perderse.
Hay que tener en cuenta que en el medio
digital, la imagen como entidad autónoma no
existe de la misma manera que existe en el
medio analógico. En el medio digital, lo que
tenemos es una masa de píxeles que nosotros
podemos manipular a nuestro antojo: cortando,
disgregando, remezclando, interviniendo..., o en
función de las posibilidades que nos permita el
software y la capacidad de la interficie gráfica.
Además, el valor de cualificación de una imagen
digital reside, precisamente, en su capacidad de
disección, intervención y ampliación. Eso es lo
que busca un usuario que trabaja con imágenes
digitales.
En un escrito de 2005, W. Vaughan indicaba
que la reproducción completa de un objeto en

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la pantalla del ordenador únicamente esquema
nemotécnico, una especie de guía para el
espectador en su búsqueda del detalle (Vaughan,
2005: 6). Si observamos, por ejemplo, el
modo como Google Earth Prado nos muestra
sus imágenes en alta resolución, parece que
Vaughan da en el clavo en sus apreciaciones [v.
fig. 1].
Fig.1: Imagen de Google Earth Prado
Podríamos pensar que el historiador del arte
dispone de los elementos críticos suficientes
para posicionarse ante estas imágenes como
lo que son: instrumentos llevar a cabo la
investigación histórico-artística. Sin embargo,
¿qué sucede con el público no experto? Si
atendemos a una de las funcionalidades que ha
incorporado Flickr: la posibilidad de fragmentar
las fotografías y comentarlas trozo a trozo,
parece que estamos ante la constatación de
que el medio digital está promocionando un
acercamiento fragmentario a la imagen artística
[fig. 2].
Fig. 2: Captura de pantalla de Flickr
Otro ejemplo interesante lo constituyen los
catálogos y las bases de datos, uno de los
recursos digitales más utilizados en el campo
de la Historia del Arte como instrumento de
información, y uno de los más desarrollados.
Sin poner en cuestión la utilidad de estos
bancos y catálogos, no debemos perder de
vista que la imagen que proyectan es la de
una sucesión de registros en los que el objeto
artístico «aparece» solo, por más que aquél
incluya algún campo para la descripción crítica
del objeto. Es lógico que las bases de datos
funcionen así, puesto que uno de sus objetivos es
organizar las informaciones en compartimentos
estructurados. Sin embargo, esta imagen de
objetos aislados unos detrás de otros no se
corresponde en absoluto con la aproximación
contextualista y culturalizadora que desde hace
décadas prima como modelo interpretativo de
los hechos artísticos. Esto no quiere decir
que las bases de datos y los catálogos sean
inoperantes; todo lo contrario, constituyen
eficientes herramientas de información. Pero si
el medio digital está copado mayoritariamente
por estas herramientas, y la cultura tecnológica
del historiador del arte - muchas veces precaria
o inexistente - no le impulsa a indagar en
otro tipo de recursos, la visión de los hechos
artísticos que estaremos legando al futuro será
fundamentalmente una visión aislacionista y
descontextualizada.
La ausencia de una reflexión consciente sobre
las especificidades del medio digital también
ha supuesto que, hasta la fecha, estemos
infrautilizando, por no decir mal-utilizando,
los recursos digitales. Muchas de estas
potencialidades están todavía sin explorar. En
numerosas ocasiones, lo que encontramos son
transposiciones electrónicas de nuestro mundo
analógico. Así, no es difícil encontrar páginas
web en las que se contenidos enciclopédicos con
los mismos mecanismos de lectura - lineal y
discursiva - que en una edición impresa, que el
modo de lectura en Internet está basado en el
relato hipertextual y en el lenguaje hipermedia.
[fig. 3].

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ADHO - 2010
"Cultural expression, old and new"

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London, England, United Kingdom

July 7, 2010 - July 10, 2010

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